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Foto del escritorDAVID LEONARDO BENAVIDES ESPINEL

Sergio Medina: resiliencia y coraje

Julián Dussán Bonilla

Leonardo Benavides Espinel

Juan Diego Sandoval Hernández


Sergio Medina, periodista independiente exiliado

La pandemia de Coronavirus ha sido una de las maestras más estrictas que ha tenido la humanidad. A regañadientes, nos ha enseñado a acercarnos de corazón mientras nuestros cuerpos se mantienen distanciados. El ser humano, con su ingenio y resiliencia característicos, se las ha ingeniado para emplear herramientas que le permitan acercarse a sus pares a través de la virtualidad sin que esto afecte la empatía que hay en medio. Las circunstancias estaban dadas, así que a Sergio le conocimos a través de una reunión de Zoom.


Él en Suiza y nosotros en Colombia. Los 9063 kilómetros de distancia física y las siete horas de diferencia horaria no fueron un obstáculo para entablar una cálida entrevista en la que, Sergio Medina Viveros, habló sin ningún tipo de tapujos sobre la lucha que ha emprendido hace décadas el pueblo-nación mapuche y todas las injurias de las que son víctimas hoy en día.


Antes de empezar, encendió el primero de los tres cigarrillos que lo acompañarían a lo largo de toda la videollamada. Ocupaba unos lentes lo suficientemente grandes como para poder ver a sus tres entrevistadores con claridad y los cuales se acomodaba antes de responder una pregunta. “Los medios alternativos están desguarnecidos” – afirmó con seguridad – “recién se le está dando espacio a la televisión que se sale de los cánones del establecimiento”. Sus palabras salían detrás de una espesa barba blanca que permitía entrever la experiencia que otorga recorrer la vida por muchos años.


Su forma de hablar es sencilla. No utiliza tecnicismos ni se apresura para dar a conocer su pensamiento, él prefiere tomarse unos segundos para soltar de humo del cigarrillo y, después, asoma sus palabras. “Yo escribo en un lenguaje comprensible, de fácil entendimiento y de fácil lectura”. Como buen comunicador, él considera que los contenidos que se produzcan tienen que adaptarse al público. Hay que hablar en un dialecto que esté al alcance de todo el mundo.


Desde el principio, Sergio, fue tajante en su discurso: disimular la realidad con palabras que sonaran estéticamente bien, no era en lo absoluto su estilo. El sol no se puede tapar con un dedo y la realidad no se puede esconder empleando términos bonitos. “Los mapuches no son una comunidad ni mucho menos un colectivo. Ellos son una nación y por lo tanto debe ser llamada como tal”. La humillación y el maltrato hacia alguien empieza desde la forma como se le llama y, Sergio, considera con que esto debe cambiar con prontitud.


La memoria debe ser preservada, pues, es esta misma la que da vigor a la nación mapuche. Para él, la mejor forma de mantenerla es ser auténtico y empático. “Siempre hay que tener el espíritu abierto porque no hay una verdad absoluta” – y cita a Paulo Freire – “No hay profesor y alumno, sino que hay un intercambio de saberes entre ambas personas”. No es necesario escucharle hablar en vivo y en directo para dilucidar el alto nivel de cultura que se escondían detrás de sus palabras.


“El pueblo-nación mapuche fue el único que logró repeler la conquista de los españoles” - cuenta con cierto orgullo – “lo que tenían materialmente no era mucho: pero ellos lo llamaban el paraíso”. Y lo era, pues, en cuanto a relaciones interpersonales, Wallmapu era el paraíso. El respeto por la naturaleza y por los semejantes primaba por sobre todo lo demás.


Con el cigarrillo entre el índice y el corazón, y reflejando tranquilidad en sus gestos, cuenta que los obstáculos para lograr preservar una memoria colectiva son muchos. Los medios alternativos, que son un eslabón fundamental en la construcción de memoria, en Chile sufren una profunda represión por parte de los Carabineros - la misma policía -, pues destroza sus equipos de grabación. “En las manifestaciones que ha habido en el país, más de 400 personas perdieron uno o dos ojos porque les disparan con escopetas. Los periodistas que cubren estos eventos también son víctimas de este abuso y por eso van preparados con lentes anti-perdigones”.


Todo lo que narraba nos resultaba muy familiar. Casos como el de Dylan Cruz, el joven asesinado a sangre fría por el escuadrón antidisturbios, viven aún en la memoria de Colombia: un país que tiene sus cimientos podridos por la corrupción. El abuso de autoridad, el maltrato y la humillación a la ciudadanía por parte del mismo Gobierno, son un factor común en toda Latinoamérica. Sergio ha vivido esta violencia en primera persona y de la peor manera posible.


Él militaba en el partido MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) mediados de la década de los 70s, razón por la que fue arrestado un año después del golpe militar del año 74. “Me tuvieron en un centro de tortura durante tres meses y luego pasé dos años en la cárcel. Fue entonces cuando me di cuenta que mi vida aquí no iba a ser posible, así que, con la ayuda de un amigo de Suiza y otro aquí en Chile, comencé a hacer trámites para ser exiliado en enero del año 77”. Su testimonio, que, para cualquier persona, resulta aterrador, lo contó con toda la normalidad del mundo. Su resiliencia le hizo olvidar cualquier rencor o resentimiento hacia aquellos que hicieron de su pasado una época oscura.


El camino de la independencia para un comunicador social o periodista es, sin duda, muy complicado. “El consejo que le daría a aquellos jóvenes que quieran independizarse y construir su propio camino, es que aprovechen las herramientas gratuitas del internet: créense una página en Instagram y una página en Facebook. Así tienen una oportunidad de hacerse conocidos”. Los medios son eslabones indispensables para recopilar información sobre el pueblo mapuche y todas las demás etnias y naciones indígenas.


Con un pewkalla (adiós en mapudungun), una sonrisa y un pulgar arriba mirando hacia la cámara, Sergio se despidió después de haberle agradecido por su gran amabilidad y disposición. Él es, sin lugar a dudas, una de las personas con las que uno quisiera toparse con más frecuencia.

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